En nuestra memoria colectiva han desaparecido el tamaño y el peso que pueden alcanzar ciertas especies animales (cocodrilos, tiburones, grandes peces como el bacalao o el fletán). En sólo una o dos generaciones, hemos cazado, pescado y eliminado a los grandes individuos. Lo que hoy consideramos especímenes «grandes», en realidad son sólo «pequeños» o «medianos». El atún rojo del Atlántico no es una excepción a esta regla. Un pez de 30 kg -un peso que ya es bastante considerable- es sólo un «bebé» comparado con grandes individuos de varios cientos de kilos.