Las medusas y los humanos

Temidas desde la antigüedad, las medusas sólo han sido estudiadas por los científicos desde el siglo XX. Hoy en día, estamos descubriendo su capacidad de adaptación y regeneración. Este animal gelatinoso es una mina de oro para la investigación médica y bioquímica, que espera utilizar sus particularidades para tratar. Pero las medusas están proliferando, quizás hasta el punto de cambiar los biotopos, y parecen aprovecharse de la disminución de las poblaciones de peces. Hagamos un balance de la situación con Jacqueline Goy, autora de esta ficha científica.

¿Medusas, temidas con razón?

Ya en la antigüedad, las molestias causadas por las medusas llevaron a Aristóteles a darles el nombre de «cnid» (en griego, «aguijón») y, como homenaje, los científicos crearon el grupo de los cnidarios para designar a todos los animales con esta función.

Las picaduras de medusa varían en gravedad y, en nuestras costas, pueden causar un simple picor o una ulceración profunda. Esto es precisamente lo que sintieron los marineros al clasificar las bolsas de arrastre llenas de fisalías durante las campañas del Príncipe Alberto I de Mónaco frente a las Azores. Las fisalias no son medusas, sino sifonóforos cuyos largos tentáculos recuperan las presas paralizándolas con sus toxinas. Estudiada por dos científicos, Charles Richet y Paul Portier, a los que el Príncipe llevó a bordo, y probada en animales, la toxina tenía un efecto sobre el corazón y los pulmones, que era más violento al segundo contacto. Los dos estudiosos llamaron a esta reacción anafilaxia, lo contrario de la filaxia o protección. Esto es el colmo de las alergias. Charles Richet recibió el Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1913.

Phyllorhyza punctata

¿Comeremos medusas en lugar de pescado?

La sobrepesca deja disponible el alimento que no consumen los peces, y las medusas se aprovechan de ello, lo que favorece su crecimiento. El aumento de la temperatura del agua puede acelerar la reproducción de las medusas, y es probable que las crías no sufran de inanición en este entorno trófico favorable. Esta gelificación general de los océanos debida a la actividad humana es una desviación peligrosa para la economía de los mares porque las medusas no son muy valiosas como alimento. Comerlas -beberlas sería más preciso por su contenido de agua del 96%- no constituye una comida energética.

¿No está tan lejos de los humanos?

Las medusas tienen ojos distribuidos a lo largo del borde de la sombrilla: simples manchas pigmentadas o con una córnea, un cristalino y una retina con una capa pigmentaria bipolar. Este es el primer esbozo de cefalización, cuyo estudio ofrece interesantes perspectivas de curación en casos de degeneración de la retina. Otra sorpresa después de la enfermedad de las vacas locas, que orientó la investigación del colágeno hacia otros animales distintos de los bovinos, es el descubrimiento de un colágeno de tipo humano en las medusas. Se utiliza como piel falsa para víctimas de quemaduras, como medio de cultivo en citología y es un eficaz antiarrugas en cosmetología.

Méduse

Ver también

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El océano en cuestión

Mapping Buyle

Exploraciones de Mónaco

Albert Ier sur passerelle - Institut Océanographique de Monaco

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